lunes, 27 de septiembre de 2010

Jhonson

Empezaba a rayar el alba cuando, Fernando empezó a escuchar ruidos pero no les dio mayor importancia, pensó que eran gatos y estaba tranquilo porque Jhonson su perro no había ladrado, por lo que descartó que se tratara de algún ladrón.
Una vez salido el sol Jhonson empezaba a ladrar fastidiado por el resplandor, entonces Fernando se levantaba de su cama aburrido y cogía al perro y lo golpeaba fuertemente, el pobre animal se quedaba sin aliento y se aguantaba el sol todo el día. Jhonson siempre estaba amarrado, él anhelaba ser un perro feliz, libre para jugar, correr, conocer… pero Fernando no se lo permitía. Jhonson era un perro muy noble, amable, aunque estaba amarrado no quería ser malo, así la desesperación y el maltrato lo consumieran lentamente, pero inevitablemente no podía dejar de sentir un gran rechazo por Fernando y aún cuando quería morderlo se contenía porque le tenia miedo más que respeto.
Florencia la mujer de Fernando muy sumisa, pasiva y parecía más la esclava de su marido que su mujer y se llevaba sus golpizas cada vez que Fernando se emborrachaba, hasta la violaba y humillaba con palabras obscenas, era amiga de Jhonson, estaba pendiente de sus comidas, agua y de bañarlo, pero por órdenes de Fernando en la comida de Jhonson debía incluir carne de serpiente, de rata y de sapo, pues Fernando creía que eso lo haría mucho más fuerte para lo que pensaba hacer con él en el futuro.
Todas las tardes iba un compadre de Fernando llamado Ramiro y siempre les llevaba leche o frutas era un hombre maduro, buen mozo que se ponía a conversar con Fernando y lo aconsejaba para que ya no maltratara a Jhonson ni a Florencia, pero Fernando ya ni atención le prestaba y por el contrario le comentó de sus planes con el perro. Le dijo que un amigo lo invitó hacia varios meses a unas peleas de perros callejeras que se estaban realizando y por las que se apostaba y pagaban bastante bien, y le propuso que lo acompañara ya que al siguiente día llevaría a Jhonson a pelear y que siempre había estado esperando ese momento, Ramiro molesto, con el seño fruncido y mirada de rabia le respondió que a él no le gustan esa clase de eventos, que por favor no le hablara de esos temas, se levantó, se despidió y se fue.
Ese día Jhonson amaneció más inquieto que de costumbre, al parecer presentía lo que le sucedería, entonces tiraba de la cadena como intentando soltarse pero era inútil y ladraba hasta el cansancio. Ese día Fernando no le pegó, ni siquiera parecía molesto y hasta lo quitó del sol.
Llegó la tarde, Fernando muy cariñoso con Jhonson le puso un bozal y se lo llevó a la pelea. Jhonson ignorante de lo que pasaría se sentía feliz porque de alguna forma estaba siendo libre, todo lo olfateaba y no dejó de mover la cola durante todo el camino. Cuando llegaron a Jhonson lo invadieron los nervios, nunca antes había visto tanta gente escandalosa ni tantos perros juntos, metió su cola entre las patas y casi no quería caminar, Fernando saludaba a todos y arrastraba a Jhonson para obligarlo a que anduviera.
Pasadas algunas horas, metieron a Jhonson en el ruedo y lo molestaban, le halaban las orejas, el pelo y la cola, ese perro se puso furioso, repentinamente todos lo soltaron y cuando se vio fue otro perro que le cayó encima a mordiscos, Jhonson chillaba y trataba de huir pero no encontraba salida, de modo que no tuvo otra opción y se puso a pelear con ese perro. Lo mordió destrozándolo, todos quedaron pasmados, hasta el mismo Fernando al ver la agresividad de ese perro. Jhonson mientras mordía a ese perro por su mente pasaban las imágenes de cuando era cachorro; se acordó de sus hermanos y su mamá dándoles de comer y se llenó de rabia cuando recordó aquella mano grande de Fernando que lo arrancó de su familia de una vez y para siempre, y a cambio le puso una cadena con la que ha vivido siempre amarrado.
Fernando dichoso empezó a recoger el dinero ganado en la pelea de Jhonson, agarró con orgullo al perro y se marchó. Era como la una de la madrugada, decidió mejor no beber, porque lo podían robar y regresó a su casa antes de lo acostumbrado, amarró a Jhonson y con cuidado se acercó a la casa porque escuchaba los mismos ruidos del otro día, para su sorpresa era Florencia su mujer haciendo el amor con su compadre Ramiro, cegado por los celos y la rabia le pegó a Ramiro una trompada y a su mujer la tomó por el cuello y la estaba estrangulando. Ramiro corrió para huir pero sabia que Fernando mataría a Florencia, así que rápidamente soltó a Jhonson, éste corrió en busca del ruido y al llegar se le tiró a Fernando sin pensarlo dos veces porque le dio coraje ver que mataba a Florencia su amiga que lo alimentaba, lo mordió y mordió hasta que lo mató.
 Ramiro que decidió no irse y que lo vio todo, le ayudó a Florencia a enterrar el cadáver de su marido para que nadie se diera cuenta.
Jhonson corrió lejos de ahí y fue a tener a manos de un granjero conocido como Don Gregorio, que le curó las heridas de la pelea, lo protegió, se encargó de darle cariño y poco a poco Jhonson se fue transformando en el perro noble y amable que llevaba dentro, logró ser feliz y libre como siempre lo soñó, jugaba, corría y toda su valentía la empleó en la caza de liebres, hicoteas y otros animales que cazaba su nuevo amigo Gregorio.
    
Carmen Cecilia Polonía Rivera.
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